Hoy me he dado cuenta cuenta de que tampoco es tan malo recordar lo que
se sintió por alguien. Pero no por cualquiera, sino por alguien especial. Ese
que marcó tu vida para siempre.
Cuando me preguntan por mis “amores”, me incomoda
un poco, porque no me gusta hablar de esos temas. Suelo ponerme colorada si me
gusta alguien y se me escapa la sonrisa tonta. Pero lo peor es que pregunten
por los pasados y automáticamente se venga esa persona a la mente, como una
bombilla cuando se enciende, click.
Y recuerdas cada sonrisa, cada momento pasado,
tanto malo como bueno. Pienso que, aunque intentes quedarte solo con lo bueno
relacionado a aquella época, es imposible, puesto que hasta lo malo también
marcó dicho tiempo. Recuerdas sobre todo los pequeños detalles, esos
que aprovechabas al máximo, más que nunca. Recuerdas cuando te decían que no
valía la pena estar ahí siempre, que le olvidaras, recuerdas a todas aquellas
personas que te dejaron de lado y a aquellas que te apoyaron.
Hoy agradezco haber seguido ahí, haber sido
constante, haber creído ciegamente en ese sentimiento, puesto que hoy puedo
decir que tengo un gran recuerdo y una huella enorme y feliz. Un sentimiento
que marcó tanto que incluso me ha servido posteriormente. Es verdad que puede que cometiera errores debido a
él, pero no me arrepiento de ninguna decisión, porque para mí no existe
arrepentimiento.
Hoy me he dado cuenta, de que recordar ese
sentimiento, aunque en principio parece que duela más que nunca, es lo mejor,
porque puedo decir que amé con todas mis fuerzas, incluso cuando nadie me
entendía, incluso cuando él no correspondía. Amar es lo más bonito que puede pasar, de cualquier
manera y de cualquier tipo, es el sentimiento más preciado, y el que más orgullo
produce. Hoy puedo decir que amar, al fin y al cabo, deja un buen sabor de
boca.
Maca!
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